Scrum Valores: Tener el valor de perder de vista
El escritor francés André Gide dijo una vez: "El hombre no puede descubrir nuevos océanos a menos que tenga el valor de perder de vista la orilla".
En otras palabras, para llegar a donde quieres, tienes que desprenderte de donde estás.
Esto puede asustar a mucha gente.
Una cosa es saber que hay que cambiar y otra muy distinta es actuar en consecuencia y realizar el cambio. Este es un hito cultural común para muchas organizaciones que desean ser más ágiles en su forma de operar.
Las organizaciones tienden a funcionar de una manera determinada, que quizá se remonte a su fundación. En un momento dado, esa "manera" puede haber tenido mucho éxito. Pero, como todos hemos visto, el ritmo del cambio se ha acelerado. Las organizaciones no sólo deben adaptarse de maneras más grandes, sino que también deben hacerlo más rápido y con mayor frecuencia que en cualquier otro momento de la historia.
Así pues, la necesidad de buscar "nuevos océanos" ya no es una decisión estratégica anual más, sino que se ha convertido en un requisito para la supervivencia de las organizaciones.
Como señala el Sr. Gide, eso requiere valor.
No es casualidad que la valentía sea uno de los cinco Valores Scrum.
Entender el valor
Si los métodos ágiles hacen algo por nosotros, es hacer visible dónde debe producirse el cambio. Pero a menudo este cambio requiere que "perdamos de vista la costa".
¿Por qué?
Imagínese que lidera el desarrollo de un producto multimillonario y de varios años de duración. El producto catapultará a su empresa hacia un nuevo futuro que entusiasmará a empleados y directivos.
Esto requerirá el trabajo de muchos equipos y una compleja coordinación en toda la empresa. Es un gran reto.
Poner un lazo rojo brillante en la ilustración también fue idea tuya.
Llegó la financiación. Planificamos. Diseñamos. Contratamos y negociamos la ayuda de terceros. Contratamos a más gente y tuvimos un lanzamiento formal. El plan estaba en marcha.
Pero una vez que empezamos a recorrer ese camino ocurrió algo interesante. Empezamos a aprender.
Aprendimos que el plan original tenía algunos agujeros. Nos enteramos de cambios imprevistos en el mercado. Descubrimos lanzamientos imprevistos de la competencia. Lo que se hizo evidente fue que teníamos que hacer algo distinto de lo que habíamos planeado en un principio.
Lo que TÚ habías planeado originalmente. Todos los ojos están puestos en ti como líder. Todo el mundo sabe que algo tiene que cambiar, pero solo una persona puede tomar esa decisión.
"Vamos a hacerlo como siempre lo hemos hecho", podría decirse. "Llevamos años teniendo éxito por mantener nuestra línea de actuación y tener más fuerza de voluntad que nuestra competencia".
En secreto, puede que estés pensando: "Si cambio ahora, podría parecer que no sabía lo que hacía desde el principio".
Aquí es donde hace falta valor.
Una cosa es reconocer cuándo hay que evolucionar en nuestra empresa, producto o incluso vida. Otra cosa es, todos juntos, tener el valor de adaptarse y hacer los cambios necesarios.
¿Qué se interpone en el camino?
Miedo, orgullo quizás. Miedo a lo desconocido y un golpe a nuestro orgullo porque la forma en que estábamos convencidos de que tendría éxito no está dando sus frutos.
Pero el valor por sí solo no basta
Aquí es donde entran en juego los demás valores del Scrum.
El tipo de cambio al que nos referimos procede de un fuerte sentimiento de apertura. Estar abiertos al cambio y no cerrar los ojos ante él. Estar abiertos a la crítica constructiva sabiendo que sólo nos hará mejores a largo plazo. Estar abiertos a nuevas formas de trabajar que parecen extrañas.
Una vez que tenemos esa apertura, provocada por la valentía, podemos identificar los cambios que necesitamos hacer y, en última instancia escriba a.
El compromiso es un animal curioso. Es cultural. Si ves que la dirección se compromete como equipo, se contagia a toda la empresa. Cuando asumimos un trabajo, nos comprometemos a llevarlo a cabo, salvo que se produzca un cambio necesario. Ahí es donde también nos comprometemos con el cliente.
Aunque comprometerse con lo antiguo requiere dedicación, comprometerse con lo nuevo y actuar en consecuencia requiere valor.
Una vez que nos hemos comprometido, mantenemos un enfoque en nuestro trabajo. El aspecto de la concentración es otro cambio de cultura que requiere valor. ¿Estamos dispuestos a no entregarlo todo a la vez y centrarnos simplemente en unos pocos elementos seleccionados? A menudo nos engañamos pensando que hacemos más si hacemos más cosas. Hay que ser valiente para centrarse sólo en lo más importante.
Por último, está el valor Scrum de respeto.
Respeto que viene en forma de comunicación clara, valiente y, a veces, disruptiva. Respeto por las personas que tuvieron el valor de tomar la difícil decisión de detener un proyecto que sencillamente no estaba aportando el valor que pensábamos. Respeto por quienes identificaron la necesidad de cambio y tuvieron el valor de adaptarse cuando se produjo.
Y, no menos importante, el respeto mutuo teniendo el valor de dar la mejor versión de ti a las personas que lo merecen.
Sí, hace falta valor para abrazar cada uno de esos valores.
Otra cita famosa es de Aristóteles, que dijo: "El valor es la primera de las cualidades humanas porque es la que garantiza las demás".
Lo mismo puede decirse de la valentía y de los demás Valores Scrum. Convertirse en una organización más ágil requiere valor. Cambiar los cimientos de nuestra forma de trabajar día a día requiere valentía.
"El hombre no puede descubrir nuevos océanos si no tiene el valor de perder de vista la orilla".
Dime... ¿cuál es tu nuevo océano?